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LAS IDEOLOGIAS DEL MAL

Bajo este título, en su libro 'Memoria e Identidad' (2005), el Papa Juan Pablo II expuso la «naturaleza filosófica» del problema de totalitarismo reinante en nuestro tiempo, "enraizado en la historia del pensamiento «filosófico» europeo". Se trata de una obra 'no Magisterial', es decir, que sólo expresa un punto de vista personal, no como Pontífice. De allí que podamos presentar una síntesis muy apretada, sin el rigor de los textos pontificios, de esa perspectiva.

El punto de partida del problema surgió como consecuencia de un cambio radical en la historia de la filosofía a partir del «cogito, ergo sum»'pienso, luego existo'– de Descartes, conforme al cual la atención filosófica dejó de centrarse, siguiendo a Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, en el «objeto» del conocimiento, es decir, en la «realidad existencial», para centrarse en cambio, siguiendo a Descartes y sus sucesores Kant, Hegel, Husserl y otros, en el «sujeto» del conocer, es decir, en el «pensar».

Esta perspectiva fue la que dio comienzo, durante la época de la llamada 'Ilustración' (siglo XVIII), al rompimiento con la tradición cristiana, al procurar entender y juzgar todo exclusivamente a la "luz de la razón", tal como lo entiende cada cual, y no al modo religioso, que pasó a ser rechazado por ser considerado oscurantista y retrógrado. Siendo así, ya no existía mayor razón para considerar como tema de preocupación filosófica la posibilidad de que existiese un ser «inicial», como concluyó Aristóteles, y menos de un ser «Creador», como dedujo de él el cristianismo medieval.

"El Dios de la revelación dejaba de existir como el «Dios de los filósofos». Quedaba únicamente la «idea» de un Dios como tema de una libre elaboración del pensamiento humano." (JP II)

Esto es lo que se conoce como «subjetivismo», raíz del «relativismo» actual, conforme al que cada persona 'crea' su propia idea de la verdad, incluida, por cierto, su verdad sobre la existencia Dios.

Y éste fue, precisamente, el contexto en que los hombres del nazismo y del comunismo se sintieron libres de exterminar a millones de seres humanos, sin más razón que su voluntad de poner en práctica, por la fuerza, sus propias «ideologías».

Caídos el nazismo y el comunismo, el ideologismo actual se caracteriza porque incluye varias sub-ideologías que disfrutan por separado de un amplio reconocimiento en todo el mundo: «derecho al aborto», «feminismo», «ideología de género», «homosexualidad», «educación sexual infantil», «uniones homosexuales» todas ellas fundadas en el rechazo intelectual de la «naturaleza humana».

Aquí se debe agregar, como complemento de lo dicho, el problema de la 'carencia de un marco jurídico y normativo internacional' que guíe a los mercados financieros de acuerdo a códigos éticos de conducta. 

Es de toda evidencia que la «autonomía» alcanzada por la «globalización económica» – sin Autoridad, sin Ley y sin Ética –, corresponde a una estructura «anárquica», oculta bajo la apariencia de un «orden» financiero al servicio exclusivo del dinero y bajo el control absoluto de las «corporaciones multinacionales» y de la «banca internacional» .

Se debe tener claro que esto no es una amenaza, sino la existencia actual de una «ideología del mal», perfectamente definida en sus propósitos y metodologías, destinada a «eliminar» el sistema democrático estructurado a partir de las autonomías nacionales.

"Si queremos hablar sensatamente del mal y del bien, hemos de volver a santo Tomás de Aquino, es decir, a la «filosofía del ser».

"Si no se parte de presupuestos «realistas» –como la realidad de la existencia humana como un ser creado, y también de la realidad del Ser absoluto–, se acaba moviéndose en el vacío." (JP II)

 

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